Sientes la música y repites los pasos que la terapeuta en «Danza Primal» acaba de modelar. Al principio, el movimiento es un tanto automático y exigente, pero a medida que lo realizas una y otra vez, la música te va guiando por un recorrido incierto pero excitante emocionalmente. Cierras los ojos por puro instinto y en sutil conexión con el grupo, la tribu, empiezas a sentirte transportado a otros momentos y espacios indefinibles pero claramente reconocibles.

 

Sin poder precisar el instante en el que comienza el proceso de sanación, el cuerpo transpira y la respiración se agita procurando acompasar cada movimiento. De repente, la música cambia, el cuerpo se desconcierta y el movimiento indicado por la terapeuta se intensifica procurando encontrar un ritmo que le permita encontrarse con el sonido que vibra contundentemente en el espacio que contiene el proceso. En ese instante necesitas expresar un sonido que te alivie y sueltas y vuelves a soltar hasta que sientes la descarga.

 

Respiras de manera más profunda y cuando sientes que ya no tienes fuerza para repetir otra vez el movimiento, se detiene la música y la terapeuta te indica que camines lentamente por todo el espacio haciendo contacto con tu respiración, tarea que alivia el agotamiento de tus propios límites.

 

De inmediato el modelaje del nuevo movimiento y la profundidad de la conexión. Con una sensación de libertad cada vez más pronunciada, te avocas a la tarea de sentir: tu cuerpo, tu respiración, tu ser. No hay límites más allá de las paredes, percibes cada sensación de manera muy potente y te entregas con más confianza al desafío que implica sentir.

 

Termina la sesión  y te haces consciente de la tribu. Hasta ese momento te movías en profunda conexión con los otros, pero sin mucha lucidez acerca de su presencia. Ahora, al finalizar caes en cuenta de la experiencia compartida.

 

Al día siguiente el cuerpo duele exactamente donde la experiencia emocional se quedó registrada y atrapada. Duele mucho más que cualquier sesión intensa  de ejercicios, pero dura sólo 24 horas, luego se alivia mágicamente y te sientes renovado, con fuerza y saludable, y extrañamente más delgado como si el peso aliviado durante la sesión tuviese un volumen denso y concreto capaz de ser disuelto en cada movimiento primario y ancestral.

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