Estamos acostumbrados al ritmo de una sociedad que jamás se detiene. Vivimos rápido y cargados de estrés, de responsabilidades. Cada día parece tener más prisa y nosotros sólo podemos perseguirlo. ¿Cuántas veces no has sentido que no tienes ni siquiera tiempo de parpadear? Y al final de la jornada, ese agotamiento que nos tumba y la tensión porque mañana iniciamos una nueva carrera contra el reloj. Vale la pena preguntarnos ¿de qué corremos?, ¿por qué estamos tan apresurados? y sobre ...

Leer más